A este albahío falta ponerle huevos,
que le cuenten el porqué de la faena.
Pobre animalito triste y descompuesto,
no te escondas ni le temas al torero.
Ese trote firme es la mortaja de tu corazón deshecho,
del desespero y la impotencia. Y la ansiedad.
Pobre criatura amorcillada, endeble, débil, desarmada,
date la vuelta y sin pena recibe la estocada.
Ya no hay nada más que hacer.
Sé digno de haber sido algo y nada más.
Empréndete en tu noble retirada.
Como toro ya maduro.
Amorcillado, pero maduro.
D.L.C.L